La capital de Argentina, Buenos Aires, es la ciudad más ruidosa de América Latina, afirma un estudio de la Agencia de Protección Ambiental del gobierno de ese país, cuyas consecuencias se manifiestan en estrés y enfermedades para los habitantes.
La investigación, que ratifica hallazgos de investigaciones anteriores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también ubica a la ciudad como la cuarta con mayor contaminación sonora del planeta, detrás de Nueva York, Estados Unidos; Tokio y Nagasaki, Japón.
A pesar de la existencia de medidas para combatir el ruido, la situación no está mejorando en Buenos Aires, muestra el estudio. La ley 1540 castiga a quienes violen los niveles tolerables de ruido. Esa norma establece que solo se podrán superar los 70 decibeles en los distritos industriales, en los que el tope máximo será de 75 durante las horas diurnas. En el sistema vial el máximo permitido es de 80 decibeles.
Una de las causas que hacen incómoda esa ciudad para los oídos es que un tercio de los más de 40 millones de habitantes de Argentina residen en la capital y sus alrededores. En su mayoría ocupan edificios de apartamentos construidos en largas calles, muy rectas y con frecuencia angostas, que canalizan el sonido. Además, el crecimiento económico se ha traducido en cada vez más automóviles en las ya congestionadas calles de esa ciudad y en numerosos trabajos de construcción.
Embotellamientos, trenes que pasan por la ciudad, autobuses ruidosos por calles estrechas… todo suma decibeles hasta sobrepasar los límites recomendados. Según la OMS, los niveles de ruido no deberían exceder los 55 decibeles durante el día y los 45 durante la noche, pero en Buenos Aires a menudo exceden los 70 y 80 decibeles.
Un decibel es la unidad de medida que expresa la intensidad de los sonidos. En ambiente se utiliza especialmente para medir el ruido a que están expuestos los seres humanos en la mayor parte de las comunidades urbanas.
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