lunes, 1 de noviembre de 2010

México vive la muerte


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En muchos paísesE
Noche de "Día de Muertos" en un cementerio
En muchos países del Globo, la endémica influencia de la cultura estadounidense provoca que los más jóvenes prefieran celebrar Halloween antes que recordar a sus familiares difuntos. En México esto no ocurre porque la tradición se impone a la modernidad. Allí, el “Día de Muertos” que se celebra durante dos días (el 1 de noviembre, con el recuerdo a los niños difuntos y el día 2 cuando se recuerda a los adultos difuntos), es una tradición con más de tres mil años. Es una festividad que se remonta a la era de los Mayas, Aztecas y otras culturas indígenas ancestrales que conmemoraron desde siempre, por medio de rituales dedicados a sus ancestros, un día que recuerda la muerte y el renacimiento. 

Según la creencia de la civilización mexicana antigua, la muerte no es el fin natural de la vida, sino la fase de un ciclo infinito en donde el espíritu es entregado a los dioses como la deuda contraída por haberle dado la vida al ser humano. El espíritu continúa viviendo en Mictlán, lugar de residencia de las almas que han dejado la vida terrenal. Este recinto ideal es más bien tranquilo y agradable, donde las almas reposan plácidamente hasta el día en que retornan a sus antiguos hogares para visitar a sus parientes y disfrutar una vez más de los placeres terrenales. Durante esa visita no se ven entre sí pero se sienten. Para los mexicanos el llanto o dolor no existen, pues no es motivo de tristeza la visita de los difuntos. Todo lo contrario, ya que la hospitalidad es lo que parece sobrarles a los mexicanos, sobre todo si se trata de sus parientes muertos.  La forma de deleitarlos y dejarlos satisfechos es con la comida, y si es abundante mejor. El “banquete mortuorio” con el que se agasaja a las almas visitantes, es infaltable en las casas mexicanas desde épocas remotas.

Además del banquete, los mexicanos en sus casas construyen altares en honor a los difuntos, donde se colocan ofrendas tales como fotos, bebidas y comida, entre la que se pueden encontrar los tradicionales panes de muerto, unos panecillos dulces de diferentes figuras, y calaveras de dulce, con el nombre de los difuntos en la frente. Todas las ofrendas que se colocan tienen la intención de hacer recordar el hogar a los seres queridos fallecidos cuando éstos lo visitan por noche.

Ofrenda a un familiar fallecido
Hay muchos mexicanos que no se conforman con mantener la festividad en la intimidad del hogar sino que van directamente al cementerio donde están enterrados sus familiares. Decoran las tumbas con utilizando una flor amarilla llamada xempazuchitl. Los músicos se agolpan a las puertas de los cementerios para ofrecer sus servicios de serenatas a la carta para muertos. Se cantan y bailan las canciones favoritas de los difuntos alrededor de sus tumbas. 

La muerte en México se percibe como una transformación, una etapa más en le desarrollo del ser humano que finalmente llegará al “descanso eterno”. Percepción muy diferente encontramos en otras culturas que frecuentemente relacionan la muerte con la tristeza, el temor y la incertidumbre. Los mexicanos no le temen a la muerte porque más que pena, sienten alegría cuando llega el momento de pasar a “mejor vida”. Uno de los aspectos que conforman su identidad como nación es precisamente la concepción que tienen de la "dientona", la "flaca" o la "parca", y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ella. No en vano la propia Unesco reconoció en 2003 a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por considerarla “una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo”. Una manera de hacer frente al creciente número de diversiones no autóctonas y de carácter puramente comercial que tienden a vaciarlas de su contenido espiritual.

4 comentarios:

  1. Sin ir más lejos, en México se está extendiendo entre las distintas capas de la población, especialmente el pueblo llano, una nueva rama religiosa (yo la denominaría secta) basada en el culto a la Santa Muerte.

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  2. Los mexicanos son más fieles a sus costumbres que otras culturas, en las que les falta tiempo en adoptar las juergas de otros países, como Halloween. Me ha encantado la foto de la mujer esqueleto, yo quiero una.

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  3. No es para menos Rosa, esta celebración puede calar hondo en las mentes débiles que se dejen llevar por una adoración excesiva hacia los difuntos. No es descabellado pensar que en un país inconmensurabel como México, existan este tipo de corrientes religiosas que trastoquen esta celebración tan arraigada.

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  4. Una fiesta que sin duda despierta el interés de quien la contempla. Cada año atrae a más fieles y es que la singuralidad de la celebración hace que sea admirado cada detalle.

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